Si antes de la pandemia afrontar los problemas económicos, sociales y medioambientales pasaba por compartir recursos y buscar el equilibrio de intereses dentro de la empresa, ahora en el entorno socioeconómico Post – Covid19, ya no hay discusión. La magnitud y complejidad de los problemas a los que se enfrenta la Pyme es de tal calibre, que la solución debe pasar por construir espacios de colaboración y aprendizaje dentro de las empresas.
Es la OPORTUNIDAD para avanzar en
la participación y la democracia económica como un factor importante de
cambio en la cultura empresarial y sindical. Puede suponer un punto de
inflexión para ampliar el campo de los acuerdos y superar los límites y rigidez
de la concertación social actual. Lo vamos a necesitar para afrontar este
auténtico desastre económico y social que no tiene precedentes.
Por ejemplo, en la evolución del
PIB de Estados Unidos desde los años 50 vemos las caídas más importantes en
torno a -10% a finales de los 50, de los 70 y en 2008. La crisis actual supone
una caída tan fuerte que no se puede reflejar por falta de gráfico. Las principales
compañías financieras prevén caídas, suprimiendo los extremos, de entre el 17 y
40% y no se caracterizan por ser exageradas. Esto es algo indescriptible desde
el punto de vista histórico.
El pasado 25 de Mayo Unai Sordo, secretario general de CC.OO, introdujo en el debate #Futurotrascovid un concepto muy interesante, “interés compartido” refiriéndose a la necesidad de crear un ambiente de aprendizaje dentro de las empresas para aprovechar las tecnologías. También tenemos que recordar a algunos empresarios y directivos, como por ejemplo el Presidente de DANONE, Enmanuel Faber que dijo “una empresa que sólo sirva a los accionistas es un herejía”, pues ha llegado el momento de hacer una nueva más colaborativa e inclusiva.
En este sentido, a mediados de Mayo, en Valencia iniciamos un proceso de reflexión tomando como punto de partida la experiencia cercana del “Modelo Vasco de Transformación Empresarial” que posiblemente debe ser repensado aunque es un referente en los procesos de participación del trabajador en la empresa (Beneficios, Gestión, Propiedad). En paralelo, en el entorno académico europeo y liderado por un grupo de mujeres, ha surgido la plataforma Democratizing Work, extendiéndose por todo el mundo.
Por otra parte, en la Plataforma por
la Democracia Económica antes de la crisis sanitaria, ya empezamos a
trabajar para avanzar hacia una empresa más participativa e inclusiva, pues creemos que es más eficiente para trabajar con las tecnologías digitales emergentes,
muy potentes creando espacios de comunicación e intercambio. Hablábamos de una
profunda disrupción tecnológica que, al igual que otros procesos, se ha
acelerado durante esta crisis sanitaria. Al mismo tiempo, era evidente el
deterioro de la cohesión económica, social y medioambiental hasta tal punto
que, incluso referentes importantes del sistema capitalista y de las políticas
neoliberales, estaban apostando por la necesidad de “resetear el capitalismo”.
Y en esto llegó lo nunca visto, donde ahora estamos.
Por lo tanto, ante esta realidad
tan preocupante, no es extraño que más del 80% de los ciudadanos quieran que se
subordinen las diferencias políticas al bien común, existiendo un sentimiento
favorable a la colaboración. En este contexto, la apuesta por la
participación en las empresas y organizaciones debe tener una OPORTUNIDAD
para impulsar una innovación avanzada en la gestión y también en la concertación
social.

La oportunidad hay que buscarla
en las múltiples Mesas de Diálogo Social que se han puesto en marcha para la
Reconstrucción Económica (Comisión del parlamento de España, Mesa de Diálogo
Social de la Comunitat Valenciana para la Reconstrucción, Comisión para la
Reconstrucción del Ayuntamiento de Valencia, etc.).
Es ahora o nunca el momento de
decidir por donde vamos, por caminar hacia la continuidad de las relaciones
laborales tal como las conocemos o por algo más arriesgado por innovador, es
decir, por el desarrollo de una empresa más abierta, participativa y
equilibrada dentro de las empresas tanto públicas como privadas.
Se deben buscar líderes que
quieran romper el statu quo. ¿Tiene sentido que en estos momentos los
responsables de las empresas, organizaciones e instituciones pretendan mantener
lo existente? Definitivamente, no. Como decía Dionisio Aranzadi[1] refiriéndose al cambio
“para mantener lo existente ya están los gerentes, ahora se necesitan líderes”
para promover la innovación y el cambio, hasta tal punto que este quede
institucionalizado.
Es decir, hay que inspirar en la gente, en la sociedad una NUEVA VISIÓN DE FUTURO. Todos (organizaciones empresariales, sindicatos y administraciones, sin olvidar al cooperativismo pues tienen un pequeño camino hecho), deben replantearse el papel que quieren jugar en esa nueva organización que se necesita para construir la doble transición digital y verde de forma más compartida. La presencia o no, con sentido de futuro, en este proceso de reconstrucción económica que se ha iniciado, va a ser fundamental para la próxima década. Recordando a Yuval Harari, “…los gestores que vengan sólo van a tener tiempo de centrarse en estabilizar y construir lo que ahora estamos decidiendo”.
Es una entrada que ha sido publicada en primer lugar en Espacio Público dentro de "Un debate cargado de Presente y de Futuro" de Público
[1] Especialista en temas de cooperativismo y
liderazgo, además de Doctor en Ciencias Económicas, licenciado en Filosofía y
Teología y catedrático de Sociología por la Universidad de Deusto.
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