La innovación social y la innovación
empresarial son dos caras de la misma moneda: la necesidad de innovar que
tienen las empresas u organizaciones para crear más valor al usuario o cliente.
Cristina Garmendia, presidenta de Cotec,
definía hace poco la innovación como “cualquier innovación empresarial
que implique un cambio (no solo tecnológico), que genere conocimiento (no solo
científico) y que sea capaz de generar valor (no solo económico)”, lo decía en
un foro que destacaba que el 80% de la economía de los países ricos se apoyaba
en los intangibles.
La innovación social, vinculada en muchas ocasiones a intangibles, está surgiendo en la UE como un
nuevo concepto para dar respuesta a los retos sociales agravados por la crisis
(migraciones y envejecimiento de la población, sostenibilidad ambiental,
pobreza, digitalización, etc.) y también como una respuesta creativa de la
sociedad al cambio más o menos profundo que estamos viviendo y protagonizando,
donde lo social, entendido como solucionar los problemas de la gente y no sólo
de las empresas, es un propósito a conseguir.
La AVI (Agencia Valenciana de la Innovación) como proyecto colectivo, puede ser una oportunidad para impulsar un liderazgo innovador que inspiré a los agentes sociales a “provocar” cambios, empezando por ellos mismos y también un instrumento de exploración y aprendizaje para desarrollar nuevas estrategias experimentales, como puede ser la innovación social.
J. Millard un
investigador danés dice “las
claves para los proyectos de innovación social son identificar una necesidad y
unos beneficiarios, comprobar el carácter novedoso y práctico de la iniciativa,
implicar a los beneficiarios en su desarrollo y asegurar su efectividad”. Pero sobre todo, me gusta recordar a Cristóbal Colón, Dr. General de La Fageda un éxito empresarial de innovación social “Hemos montado una
empresa para dar trabajo a unas personas… para mi la empresa era un medio para
conseguir un fin … y el fin era incorporar a personas, que por sus
características especiales tenían dificultades para incorporarse al mundo
laboral”.
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Éxito de Innovación Social |
Por otra parte, Balansiya es un ejemplo modesto de innovación social que se apoya en intangibles organizativos, pues trabaja la innovación comercial con migrantes para facilitar la internacionalización de Pymes valencianas.
Es una innovación que implica introducir un cambio cultural en las estructuras de las Pymes para hacerlas más permeables a la diversidad multicultural y global. Genera conocimientos globales en la empresa, conectando su necesidad de vender en países no europeos con la necesidad que tienen los migrantes no europeos de trabajar, en este caso seleccionando aquéllos con un perfil comercial internacional. Y por último, es un cambio que produce más valor tanto para la empresa como para la sociedad.
Es una innovación que implica introducir un cambio cultural en las estructuras de las Pymes para hacerlas más permeables a la diversidad multicultural y global. Genera conocimientos globales en la empresa, conectando su necesidad de vender en países no europeos con la necesidad que tienen los migrantes no europeos de trabajar, en este caso seleccionando aquéllos con un perfil comercial internacional. Y por último, es un cambio que produce más valor tanto para la empresa como para la sociedad.
En definitiva, lo que define la
innovación social es el propósito con independencia de la forma que
adopte para conseguirlo, pero al mismo tiempo se constata que existe una tendencia en la sociedad actual donde los
desafíos sociales (las tendencias de la demografía, la comunidad y los medios
sociales, la pobreza, el medio ambiente, la salud y el bienestar o los bienes y
servicios éticos) son cada vez más percibidos como oportunidades para la
innovación y en este contexto como intentos estratégicos experimentales debería contemplarse en la futura Agencia Valenciana de la Innovación (AVI ).
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